"La junta histórica de San Ignacio se enmarca dentro de esta lógica, la lógica ilustrada del bien común, la defensa de los valores locales y la defensa de la razón pública que reclama siempre la transparencia en lo que se dice y lo que no. Pero también tiene de punk el pronunciarse unas veces como políticamente incorrecto, causar virulencia entre líneas, ser independientes, hacer cosas por nosotros mismos y por medio de apoyos de capital humano y no económico."
Miembros de La Junta en una asamblea celebrada en el Museo Miguel Nadasdy.-
En principio dirá el lector, ¿qué tendrán que ver esas tres cosas entre sí? Bueno, la conjunción "y" enlaza de algún modo estos temas en virtud de cierta cualidad en común. Saber cuál es, será el tema de este escrito. No crea usted que se trata de una trampa retorica ni mucho menos, de lo que se trata es de hilvanar estos tres sujetos en un mismo predicado. Si recuerda algo de su escuela primaria esto no le sonara raro.
Cuando decimos: el gato, el tigre y el león, hablamos de tres sujetos sustancialmente diferentes, sin embargo de los tres podemos decir que son felinos, por lo tanto comparten la cualidad mencionada. Y en el caso de nuestro título, ¿que comparten los tres sujetos mencionados? Empecemos por la ilustración.
Se denomina con ese nombre al movimiento intelectual de la Europa del siglo XVIII, el siglo de las luces (haciendo alusión con esto a la luz natural que ilumina el entendimiento, la luz de la razón). Immanuel Kant, brillante filósofo diría respecto a la ilustración, que ella seria causa del progreso intelectual y material del hombre, tal movimiento libertario quitaría de una vez por todas los grilletes de la ignorancia que esclaviza y subyuga a los hombres, emancipándolos y conduciéndoles por medio de la razón crítica a una sociedad mejor, libre y autónoma. El problema de la sociedad, creían los ilustrados se debía principalmente a la inmadurez de los hombres. Esa falta de madurez y responsabilidad, con el tiempo, desencadenaba la imperiosa necesidad de una tutela permanente y generaba un mecenazgo servil de hombres que; no se valían de su propio entendimiento y, preferían que otras personas en calidad de "superiores" o "especialistas" les dijesen que hacer, que decir, que pensar.
Por su parte el punk, fue un movimiento anarquista, surgido entre las clases medias de Inglaterra, asoladas por la crisis económica y política de los años 1970. Canalizaron sus frustraciones por medio del arte, consiguiendo con ello restituir las raíces del rock como movimiento contracultural y emergente. La juventud se sentía perdida, sin futuro, con sentimiento de desamparo, ante lo cual, su actitud fue invertir los sentimientos de abatimiento, depresión, desconsuelo, transformándolos en resentimiento, bronca y malestar hacia un sistema de valores agotados. El lema punk "hazlo tú mismo" representa el primer mandamiento. No había que esperar más nada de esa sociedad agotada y corrupta, los jóvenes debían reclamar su protagonismo, pero no en el mismo sentido que la generación anterior, la de los hippies.
El movimiento hippie esencialmente respondía a una actividad negativa, es decir, los hippies estaban contra la guerra, contra el capitalismo financiero, contra el sistema, pero solo estaban en contra, es decir, no proponían ninguna acción concreta para el cambio, era una actitud pasiva de negar y resistir. Se objetara que tomar una posición pasiva ya es tomar una posición política, nada más falso, puesto que también existen posiciones apolíticas. Creer que todo lo que hacemos es un gesto político es falsear la misma idea de política, es reducir la realidad a una omniabarcante categoría de Políticalismo, como si ningún acto humano pudiese quedar exento de llamarse posición política. Hay elecciones simplemente egoístas, sin fines más allá de la satisfacción inmediata de ciertos deseos de poder o placer, todo esto puede considerarse apolítico, pues son acciones e intereses ajenos al bien social, solo buscan conquista personal de poderes, lujo, vanidad.
Coordinacion General de La Junta a cargo del historiador Julio Cantero.-
La política la entendemos nosotros como la ciencia de los fines y del bien común de los pueblos, las naciones y las comunidades, su desarrollo y mejora material y espiritual, aunque nos suene raro al oído. Si bien resulta paradójico, hoy día los políticos ejercen la mayoría una activad apolítica. ¿Cómo es posible? Lo es en el sentido de que simplemente cumplen roles burócratas. No todos, por su puesto, sino, que sería de nosotros. Me refiero a los que ya no legislan, no conducen, no gestionan en vistas del bien común, los que, mayoritariamente se mantiene al margen de pronunciarse a favor o en contra de, ora esto, ora lo otro. Dejan que el clima popular conduzca las decisiones, no asumen su rol protagónico y responsable de elegir en función de intereses más trascendentes que el mero triunfalismo electoral. Y todo esto puede denominarse una actitud apolítica.
Volviendo sobre la cuestión punk, este era un movimiento activo, político, deconstructivo en cuanto a las normas sociales pero creativo en cuanto autónomo en la creación individual y grupal. Si eras un joven punk de los 70 no podías quedarte de manos cruzadas, debías reclamar los espacios, generar tus propias condiciones de igualdad ante los demás, no sentirte complaciente contigo mismo, ser crítico con los cánones de lo que era considerado el arte, la música, la belleza, etc. El movimiento hippie no pudo destabilizar el "gran sistema", por su pasividad, fue absorbido por las corrientes new age y las tendencias orientalistas que obtuvieron rédito de su comercialización y difusión, y todo ello en razón de que esa generación gozaba de privilegios y estándares económicos altos, los jóvenes hippies en su mayoría eran chicos y chicas de clases altas, diametralmente opuesto a la generación de jóvenes punk, de padres desempleados, en bancarrota, etc.
La cultura es al hombre lo que la tierra es a las plantas, es fuente de nutrición y sostén, para uno y para otro. Los punkis eran plantas carnívoras, al parecer pesimistas, "not future", pero detrás de ese pesimismo al hombre no le quedaba más remedio que asumir sus circunstancias de vida y enfrentarse al sistema -que lo quería sumiso y sin voz ni voto- entender la época cultural y transformarla. Los ilustrados del siglo XVIII creían en el orden de la sociedad, los punkis eran en esencia anarquistas, pero ambos creían en que el hombre debe abandonar su lecho de algodón y tomar al toro por las astas. Sapere aude! Atrévete a pensar decía Kant, " hazlo por ti mismo" rezaba un grafiti callejero punk, asumir la condición que cada uno ocupa en su lugar con convicción y manifestarse en pos de sus ideales, aun a costa de que se traten de ideas poco convencionales o revolucionarias.
La junta histórica de San Ignacio nace con un impulso similar al que lleva a la germinación de una planta, este se da porqué el suelo es propicio. Así la cultura actual nos genera una base nutritiva para desarrollarnos a favor de propuestas culturales independientes y auto-gestionadas, hacen mucha falta. Existen casos de personas desinteresadas, altruistas, que promueven espacios comunitarios de circulación del saber y la cultura local y regional. Esta gente no es especialista en divulgación de medios de comunicación ni nada, son simplemente agentes de cambio, usuarios de redes sociales, autodidactas, inquietos, investigadores, curiosos, en fin, gente ordinaria como usted o yo que se sienten llamadas a servir a un bien común, sin rédito propio más que la gratuidad de la acción.
La junta histórica de San Ignacio se enmarca dentro de esta lógica, la lógica ilustrada del bien común, la defensa de los valores locales y la defensa de la razón pública que reclama siempre la transparencia en lo que se dice y lo que no. Pero también tiene de punk el pronunciarse unas veces como políticamente incorrecto, causar virulencia entre líneas, ser independientes, hacer cosas por nosotros mismos y por medio de apoyos de capital humano y no económico. Ser críticos con nosotros mismos hasta donde sea posible el análisis sin desvirtuarnos ni traicionarnos.
Presentacion del libro Eusebio Mañasco y los Obreros Yerbateros de San Ignacio de Diego Schroeder, en Biblioteca Popular Patricias Argentinas.-
En mi caso fui invitado para comunicar mis ideas en función de que se escuchen diferentes voces, diferentes pareceres, en fin, que haya expresión libre. El internet posibilita entre otras cosas la difusión rápida de información y de ideas. Cuando esa difusión es en favor de una cultura diversa, plural, multicultural, dinámica, crítica, concienzuda, entonces el viento es favorable para la travesía de la razón y permite la emancipación, en cambio cuando se trata de servilismo, de idolatría, fanatismo, superchería, sumisión, condescendencia con el poder de turno, en fin minoría de edad (es decir, dependencia, que otro piense por nosotros, que nos diga que hacer, en que creer, a quien servir, cuáles deben ser nuestros valores, etc.) en ese caso no se izará la vela de la razón, sino en virtud de entender para asentir con la cabeza y nada más, y para finalmente entrar en oscuras épocas de sin razones.
Para cerrar este discurso, debemos ligar a nuestros tres sujetos de la oración: la ilustración, el punk y la junta histórica; con el predicado en común, de la determinación, la emancipación y el uso crítico de la razón pública.
Como sanignaciero que soy, abogo por una junta plural y local en lo posible, y con muchos años más por delante. Éxitos a los fundadores de tan loable comité!!